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El profesorado en la implantación del EEES: competencias

Al estudiar las competencias que podrían atribuirse a un docente (de primaria), y más específicamente aquellas para enseñar, Perrenoud (2004) propone diez dominios, que a su vez contemplan otras competencias específicas. Estos son los siguientes:

1. Organizar y animar situaciones de aprendizaje.

 

• Conocer, a través de una disciplina determinada, los contenidos que hay que enseñar y su traducción en objetivos de aprendizaje.
• Trabajar a partir de las reflexiones de los alumnos.
• Trabajar a partir de los errores y obstáculos del aprendizaje.
• Construir y planificar dispositivos y secuencias didácticas
• Implicar a los alumnos en actividades de investigación, en proyectos de conocimientos.

2. Gestionar la progresión de los aprendizajes.
3. Elaborar y hacer evolucionar dispositivos de diferenciación.
4. Implicar a los alumnos en su aprendizaje y en su trabajo.
5. Trabajar en equipo.
6. Participar en la gestión de la escuela.
7. Informar e implicar a los padres.
8. Utilizar las nuevas tecnologías.
9. Afrontar los deberes y los dilemas éticos de la profesión.

• Prevenir la violencia en la escuela o la sociedad.
• Luchar contra los prejuicios y las discriminaciones sexuales, étnicas y sociales.
• Participar en la creación de reglas de vida común referentes a la disciplina de la escuela, las sanciones, la apreciación de la conducta.
• Analizar la relación pedagógica, la autoridad, la comunicación en clase.
• Desarrollar el sentido de la responsabilidad, la solidaridad, el sentimiento de justicia.

10. Organizar la propia formación continua.

Tradicionalmente, en el ámbito de la educación superior, se han venido reconociendo dos ámbitos de actuación del docente universitario: Docencia e Investigación; si bien es también conveniente hacer una referencia a la labor de gestión que debe realizar en las tareas de gobierno.

En el ámbito de la docencia, la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior plantea importantes exigencias al profesorado universitario, especialmente por el cambio del modelo de educativo que se propugna, un modelo centrado en el aprendizaje del estudiante; y además, por la conexión de las enseñanzas con el entorno (especialmente productivo), utilizando en este caso las competencias como eje estructurador de las enseñanzas (títulos). Por tanto, el profesorado se enfrenta a una nuevo modelo de diseño, desarrollo y evaluación de actividad docente, o mejor dicho, del aprendizaje de sus estudiantes (Yaniz y Villardon, 2006; Goñi, 2005; Benito y Cruz, 2005).

El profesorado para la planificación y desarrollo de su actividad docente debe partir de un marco de referencia, el título universitario (que parte de la determinación de un perfil profesional en torno a un conjunto de competencias generales y específicas) y de un contexto territorial y discente (diversidad y multiculturalidad). En base a estos elementos debe organizar y desarrollar su programa docente, como planificación de la formación y desarrollo de los estudiantes y contribución a la consecución de las competencias marcadas en el título. Esto suponen la puesta en práctica de nuevas destrezas en torno a elementos como:

 

1.- Selección y secuenciación de contenidos.

A este respecto es importante la formación disciplinar (conocimiento de la materia) del profesorado así como su formación didáctica aplicada (transmisión del conocimiento y adecuación a los destinatarios).

2.- Consideración de una variedad de metodologías.

El desarrollo de los contenidos, así como el desarrollo de destrezas, actitudes y valores, y en especial en contextos de diversidad, requiere la conjugación de diversas estrategias (Miguel, 2006; Benito y Cruz, 2005). Nos referimos en este caso a la necesidad de una formación profesional psicopedagógica. A este respecto es interesante la consulta de los siguientes capítulos: “Metodologías activas y colaborativas” y “Metodologías para el trabajo individual” y "Competencias para la utilización de las TIC".

3.- Disponer ayudas y asesoramiento a los estudiantes.

El profesor/a, además de la función docente tradicional, debe asumir un importante papel en el seguimiento, asesoramiento y orientación del proceso de aprendizaje del estudiante, cobrando importancia la función tutorial (Rincon, 2005). Y en este sentido es interesante la consulta de El papel tutor del profesor de Duarte-Ballesteros-Barroso).

4.- Contemplar una variedad de estrategias de evaluación.

Este nuevo marco educativo también impone al profesorado la necesidad de contemplar una diversidad de procedimientos e instrumentos para la valoración de la actividad docente y de los aprendizajes alcanzados, sin olvidar la importancia de valorar el nivel y calidad de las competencias alcanzadas por los estudiantes y que definían el perfil profesional de las enseñanzas y del título universitario. A este respecto es interesante la consulta de La evaluación en el EEES de Domene-Siles-Hervas).

Del Moral y Villalustre (2004) nos ofrecen la siguiente clasificación de las competencias del docente del área de educación superior, surgidas a partir del marco de la convergencia europea, en el que el docente universitario debe garantizar el logro de los objetivos formativos de los estudiantes en la adquisición de competencias instrumentales, interpersonales y sistémicas.

1. Competencias Instrumentales del docente:

    • Capacidad para facilitar el aprendizaje.
    • Habilidad para diseñar materiales autoformativos.
    • Capacidad para la gestión y organización de la estructura y dinámica interna de las actividades formativas.
    • Capacidad para evaluar los aprendizajes.

2. Competencias Interpersonales del docente:

    • Capacidad para generar espacios de intercomunicación en el entorno virtual.
    • Habilidad para promover la participación activa de los estudiantes en la construcción de sus propios conocimientos.
    • Habilidad para crear entornos colaborativos.

3. Competencias sistémicas del docente:

    • Capacidad para motivar el proceso de aprendizaje.
    • Capacidad para asesorar y orientar al proceso individual del aprendizaje, atendiendo a la diversidad del alumnado.

Los trabajos de autores como Zabalza (2003) o Villar (2004) y Alegre y Villar (2006) constituyen ejemplos de propuestas de formación o actualización docente en este nuevo contexto del Espacio Europeo de Educación Superior.

En el ámbito de la investigación, la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior ha venido a plantear, con un tiempo posterior al proceso de Bolonia unos importantes retos al profesorado con el impulso del Espacio Europeo de Investigación (EEI) (http://ec.europa.eu/research/leaflets/enlargement/index_es.html). Así, la Comisión Europea, en el año 2000 toma la iniciativa de adoptar una Comunicación que siente las bases de un espacio europeo de investigación sin fronteras en el que los recursos científicos se utilicen mejor al efecto de fomentar el empleo y la competitividad en Europa. Este espacio europeo, proyectado para el 2010 combina tres conceptoscomprende siete elementos y tiene como principal instrumento financiero el Séptimo Programa Marco de Investigación para el periodo 2007-2013 (http://europa.eu/legislation_summaries/energy/european_energy_policy/i23022_es.htm).

En este marco, el Ministerio de Ciencia e Innovación (MICIIN) (www.micinn.es) para la internacionalización de la ciencia y tecnología y para dar apoyo a sus políticas se ha creado la Oficina Europea del MICINN, cuyo objetivo básico es incrementar y mejorar la calidad de la participación española en los proyectos del Séptimo Programa Marco de I+D mediante actividades de coordinación y apoyo a los agentes. Y en esta línea viene desarrollando un conjunto de iniciativas para la promoción del Espacio Europeo de Investigación

En el ámbito de la gestión, la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior junto con la situación de crisis y globalización vienen planteando una nueva dimensión de la gestión y coordinación, si bien ha sido hasta el momento un aspecto poco abordado. A este respecto tan solo queremos apuntar el debate iniciado en torno a la gobernanza de las universidades.

Juan Antonio Morales Lozano y María Puig Gutiérrez